domingo, 12 de diciembre de 2010

HORACIO CAVALLO por elMontevideano-Laboratorio de Arte

HORACIO CAVALLO


“EL ARTE BIEN HECHO ME GUSTA TODO, HASTA LA COMIDA”

por Paulo Roddel

(reportaje recuperado de revista Fango Nro 1, octubre de 2010)
Horacio Cavallo (Uruguay, 1977) es narrador y poeta. En 2004 y 2005 obtuvo menciones de honor en el Concurso Literario Municipal con la novela Maquinaria viva y el cuentario Doce vueltas alrededor de un plátano.

Posteriormente publica las novelas Oso de Trapo (Primer Premio Municipal, Trilce, 2008) y Fabril (Fondos Concursables, Trilce, 2010).

En el género lírico obtuvo el Primer Premio compartido en el Concurso Anual de Literatura del MEC (2004) con el poemario
 El revés asombrado de la ocarina, siendo también seleccionado en los Fondos Concursables por Sonetos a dos, libro escrito en co-autoría con Francisco Tomsich.

Ha participado en festivales de poesía realizados en Uruguay, México, Venezuela y Brasil.
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¿Cuáles son tus lecturas actuales, o qué es lo último que has leído?

Mis lecturas son bastante desparejas, soy un mal lector, o al menos desprolijo. De más joven era más ordenado: tomaba autores como Hesse, Cortázar, Roberto Arlt u Onetti y me mataba leyendo, me pasó también más tarde con Andrés Rivera, aunque ahí ya era más desparejo, y no conseguía tanta cosa de él, por lo que empecé a leer lo que tenía a mano.

Leo también autores jóvenes uruguayos como Leonardo Cabrera, Damián González Bertolino, Rodolfo Santullo, salpico con la lectura de biografías. Hago una especie de paralelismo entre vida y obra, algo de poesía, creo que si fuera más ordenado volvería a hacer ese tipo de lectura, me parecería una visión más completa conociendo todo lo referente a cada autor. Casi no leo traducciones, por lo tanto me dedico más a rioplatenses o hispanoamericanos, es un debe que tengo, leer más libros traducidos.

¿Qué influencias considerás como más importantes en tu obra?

Supongo que las influencias son como aguas subterráneas que se van filtrando en lo que uno hace. Creo que se van construyendo a medida que uno va creciendo y va accediendo a distintos autores, y se va generando una especie de ida y vuelta con esos autores, alrededor de los veinte era Cortázar, más tarde, Onetti y Arlt.

Yo escribo lo que me gusta y quisiera hacerlo siempre, podría decir que esos autores hacen una prosa en la cual me siento cómodo. Con el correr del tiempo empezás a encontrar una forma de contar, y eso es lo que intento desarrollar, creo que me he acercado a una voz propia determinada, que en el fono es una mezcla de todos esos autores que me influyeron, esto es en al caso de la narrativa.

En cuanto a la poesía es aun más difícil, no mantengo una relación permanente con la poesía, es un vínculo menos cerebral que con la narrativa, la poesía es tal vez más espontánea.

¿Identificás cada libro tuyo con un momento particular de vos como persona, más allá del escritor?

Sin dudas, y no me pasa sólo con lo édito, sino también con lo inédito, cosas que no he publicado y que quizás no tiene valor artístico pero sí tienen un valor afectivo, y te lleva de alguna manera a otros momentos de tu vida. Es claro que generé otro tipo de vínculo más fuerte con lo publicado porque eso ya es compartido con los demás; cosas que por ahí tengo sin publicar y no las conoce nadie me generan una satisfacción sólo para mí.

Pasa con todos los libros, con Oso de trapo, recuerdo dónde lo empecé a escribir, dónde lo terminé, o Fabril, que es anterior aOso..., y que es una novela que conceptualmente me llega muy de cerca, ya que trabajé varios años como obrero en fábricas, es como un exorcismo de esa época mía, me di cuenta que conocía ese terreno, y me propuse ambientar algo en un lugar así. La escribí más o menos por la misma época que El revés asombrado de la ocarina. No me pondría a escribir sobre temas que no conozco bien, lo mejor es escribir sobre lo que uno sabe y conoce, pero eso tampoco implica que todo tenga que ser autobiográfico.

Yendo a tu novela Oso de trapo, hablanos un poco de ella, ¿se podría hablar de cierto aire onettiano que se respira a lo largo de las tres historias que allí se entrecruzan?

Creo que puede tener algo así, una decadencia, cierta desazón, una desesperanza. Está también el pueblo que en realidad no existe e invento para desarrollar la historia ahí, la mucha y el joven y el veterano que se la disputan. Cierta sordidez, el tema sexual, que es distinto a como lo manejaba Onetti, pero sí podría haber algunos guiños, salvando las distancias, claro.

También incursionaste en la publicación artesanal independiente conLa Propia.

Sí, también, fue otra coedición con un amigo, Germán Borelli. La Propia Cartonera recién empezaba y me parecía un proyecto interesante, era una distribución distinta, un público diferente, además se diferencian de las editoriales grandes por no poseer una visión tan lucrativa, la cabeza de la editorial me gustaba y sentí que podía aportar algo al proyecto.

Hablanos del libro de sonetos que co-escribiste con Francisco Tomsich.

Con Francisco editamos .txt, una revista digital, yo ya antes había editado en papel la revista Milcuernos, fueron lindas experiencias, siempre está bueno lo que genera editar una revista, los grupos humanos que se vinculan, más allá del producto terminado.

En .txt conocí a Francisco y empezamos como jugando un poco, mandándonos versos por mensajes de texto o correo electrónico, lo empezaba uno, el otro lo continuaba, y se iba armando algo, no con la intención de publicar, sino más bien como un juego, pero no pensando en un libro. Luego vinieron los Fondos Concursables del MEC en 2008, y pensamos que podríamos mandar eso, aunque ni siquiera teníamos claro qué era lo que había escrito cada uno, y lo dejamos así, es un libro en el que no sabés qué escribió cada uno.

Tu última publicación, entonces, es la novela Fabril.

Sí, forma parte de los premiados por los Fondos Concursables 2009. Supongo que ya debe encontrarse en librerías. Si bien, como contaba, tiene que ver con ciertas experiencias relacionadas a mis trabajos en esas fábricas, no es autobiográfica.

¿Te nutrís al momento de escribir de otras disciplinas artísticas?

El arte bien hecho me gusta todo, hasta la comida. Creo que el arte se va nutriendo de una disciplina a otra, de algún modo todas están enrabadas. Está bueno nutrirse de diferentes artes al momento de desarrollar la escritura, eso enriquece tu trabajo.

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